NEWCO cuenta con varias décadas de experiencia en la realización de inversiones y proyectos innovadores en Portugal. Sin embargo, no todas las inversiones son perpetuas y hay proyectos que llegan a su fin en algún momento.
Ese es precisamente el proceso del que hablamos en este artículo: la disolución y liquidación de sociedades.
A grandes rasgos, la disolución es el acto por el que se decide "cerrar" una empresa, pero no es todavía el acto responsable de su extinción.
La liquidación, en cambio, es el acto, o conjunto de actos, siempre posteriores a la disolución, mediante el cual se paga el pasivo de la sociedad disuelta y se reparte el activo restante entre los socios/accionistas, lo que, una vez cerrado, permite la liquidación de la sociedad.
De acuerdo con el Código del Registro Mercantil, una sociedad debe nombrar a un representante (persona física o jurídica) con residencia fiscal en Portugal a efectos fiscales, así como al depositario de la contabilidad mercantil, que debe conservarse durante un período de 5 años - normalmente el representante y el depositario son la misma persona/entidad.
La liquidación de sociedades da lugar a imposición directa a dos niveles diferentes:
En la determinación de la renta obtenida por los socios, sólo se incluyen las cantidades atribuidas a los mismos, ya sea en metálico, en bienes o en derechos, una vez deducidas las obligaciones que deban satisfacerse en nombre y por cuenta de la sociedad.
A su vez, los bienes y derechos deben considerarse a valor de mercado, y la suma del importe así percibido debe deducirse del coste de adquisición de las acciones. La renta se calificará, tanto para el IRC como para el IRS, como ganancia o pérdida patrimonial.
Dependiendo de la naturaleza de los bienes que se transmitan, también puede existir una imposición indirecta, en cuyo caso, si se transmiten bienes inmuebles, los socios deberán pagar el IMT sobre el valor más elevado entre la base imponible y el valor por el que los bienes hayan entrado en el patrimonio de la sociedad.
Por último, nos gustaría destacar que la existencia de deudas tributarias no impide la liquidación siempre que, aunque existan, aún no sean exigibles, es decir, no hayan prescrito. No obstante, los socios/accionistas se convierten en responsables solidarios de dichas deudas tributarias.
La disolución y liquidación de una sociedad debe ir acompañada de un equipo multidisciplinar que se ocupe de las implicaciones societarias, contables y fiscales de todo el proceso.
NEWCO puede actuar como representante fiscal de su empresa tras el proceso de liquidación